Siempre he sido la que en la despedida da unos pasos y mira hacia atrás para ver al otro alejarse.
Siempre he tomado unos segundos, a veces más, a veces menos, para verlo alejarse, y para esperar que también se tome unos segundos para mirarme.
Pero nunca pasó, porque así como yo siempre he sido de las que se toman uno instantes para mirar atrás y esperar, él es de los que simplemente se van.
Así fue la última vez que lo vi, con la novedad de que esta vez la que se iba era yo.
Aún así, con todo y la maleta, me tomé esos latidos para verle, y vi sus pasos despreocupados en dirección contraria a la mía, como si nos fuéramos a ver dentro de unas horas, como si al volver a casa yo fuera a estar esperándolo en mis pantalones a cuadros. Como si no tuviéramos ahora ya siglos sin vernos.
Y cuando hoy pensaba en cómo quisiera que él me hubiera dado esos segundos antes de seguir caminando, pensé que les contaría sobre como no sería nunca mas de las que espera que la otra persona se voltee también, que ahora sería de las que simplemente se van.
Pero ¿quién me puede creer semejante mentira? Cuando nos volvamos a despedir, me daré unos segundos para verle marcharse, y esperar que él me mire también.
5 comentarios:
Siempre dando esa oportunidad a la despedida...sabiendo que no hay respuestas, las esperas..
yo creo que es una genialidad
jaja tambien creo q las "cursilerias" son solo para gente q es lo suficientemente valiente como para hacerlas, ah y no soy mujer ni un mae homosexual, solo estoy borracho. y no tengo la mas puta idea de como llegue aqui...
Jajaja ese último si que es el mejor comentario de la vida.
jaja gracias! ud me hizo el mejor comentario de la vida tambien!
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