miércoles, 25 de marzo de 2009

Para un alma solitaria

Va caminando con la cabeza en alto, con paso firme, con mirada directa.
Pero sé sus inseguridades, como sufre con cada comentario, como se mira al espejo.
Se ríe, dice cualquier cosa, flirtea, pero mira con atención, dice que está solo.
Puede insinuar cualquier cosa, pero aún estando a sus pies, no puede hacer nada que la otra persona no quiera. Odia terriblemente que quien lo rodea se sienta mal.

Harto de estar sólo. No, no tiene a nadie que le pregunte como está, que lo espere al llegar a casa. Tal vez nunca tuvo a alguien así. No tiene familia.
No es capaz de pedir ayuda, no es capaz siquiera de hablar de lo que lleva dentro sin sentirse despreciable.

¿Por qué te ríes, si yo sé que estás herido por dentro?
¿Y por qué dices que es sólo un día cualquiera, que no hay nada más que decir?
¿Por qué mientes? Si yo sé cuando quieres desaparecer, cuando estás herido por dentro.
No sé porqué mientes, de todas formas, ahora no queda más que decir.

Y para un alma solitaria pareciera que estás viviendo una excelente época, para ser un alma solitaria te ves como si estuvieras en tu mejor época.

No hay comentarios: