sábado, 18 de abril de 2009

De kundera otra vez

La primera vez que me pasó fue hace dos semanas:
Fue un jueves nefasto, estaba muy preocupada pensaba que algo pasaba, o que yo estaba loca -o más de lo común-, el martes ya había sobrepasado el límite de lo que aguantaba y estallé infantilmente por mensajes. DETESTO hacer eso, me odio a mi misma cada vez que pasa. Pero bueno ese jueves también estaba contenta, tenía muchas ganas de cine y besos, y llevaba tiempo esperándolos. Tuve las dos cosas, pero algo seguía pasando. Cuando por fin lo supe, antes de reaccionar de alguna manera, lo encogí mientras empezaba a aumentar su ritmo, lo encogí hasta que ya no se notaran sus latidos, tampoco así se escucharían los pedazos cayendo, como cuando por descuido se cae un vaso de vidrio de la mesa, y se rompe tan estrepitosamente.
El punto, es que lo encogí, creo que por él, o porque eso de desahogarse en mares frente a la gente me parece de mal gusto. Lo dejé encogido hasta que llegué a mi casa, hasta que me acosté a dormir. Fue ahí, ese jueves en la noche cuando pasó, mientras me desvestía para empijamarme.
No sentía las manos, ni los pies, no eran físicos, no estaba tocando el suelo yo, flotaba, sin elevarme, flotaba inútilmente al ras del suelo, como algo sin meta o razón de ser mas que flotar, como niebla. Ni risa, ni llanto, sólo flotar... Y después dormir.
No le presté atención al asunto, al día siguiente no me importó ser mar, ahí estaba el poco sueño y el corazón que se negó a seguir encogido, y definitivamente sentí el agua en mi cara, y sentí la silla y sentí las manos. Ya no fui leve.

No volvió a pasar hasta el siguiente martes, en semana santa, cuando terminó mi clase de canto, quería desahogarme con el profe, que sabe mas de todo que yo, pero rompiendo el secreto de confesión entró la novia a la casa, y no articulé palabra, me fui entonces en el bus. Y cuando estaba sentada mirando por la ventana, pensaba como sería ir en bus en una ciudad extraña, viendo por la ventana, conociendo todo por primera vez. Ahí pasó otra vez: no sentí mas el asiento, ni la gente, ni la calle, sólo flotaba en la misma posición, pero no era real, era sólo un pensamiento yo, un pensamiento que nadie podía ver, me esfumé, me evaporé y me quedé ahí, esperando mi parada. Se me pasó al bajarme del bus.

Pero la vez que me hizo escribir sobre todo este asunto metafísico- "metacáyese" diría Roger- Fue cuando el martes siguiente (éste martes) regresando de canto, me bajé del bus en la U, iba escuchando música a un buen volumen, decía la canción: " I'm going to turn up the volume Till I can't even think". Yo iba caminando sin escuchar más que la música en mi cabeza, me dirigía al edificio de sociales, atravesando física, y fue justo cuando empecé a subir las escaleras para entrar al edificio de física cuando dejé de sentir que caminaba, el suelo ya no estaba bajo mis pies, no caminaba, flotaba, recuerdo la gente pasando en sentido contrario (como en las películas) sin verme, no ignorándome, si no como si no me vieran, sentía que si quisiera podría pasar atraves de ellos, floté, como zombie, como si el viento me empujara hasta llegar a sociales, y ahí volví a tocar el suelo. Pero no es algo emocional lo que se siente, es físico, como esfumarse. No estoy tratando de expresar de alguna forma emo un estado de ánimo desastroso, no, no sé si me entienden... es como ser vapor.
Desde esa vez, me siento intrigada sobre el asunto, y por eso lo pongo acá. Punto.

1 comentario:

Kamotin! dijo...

Si se siente Zombie... eso se arregla con un headchop.
hmmm ojala su concierto sea como combinado con el de electronica. jaja